Frente a la entrada del jardín neoclásico del Museo de Bellas Artes ennoblece tan bella perspectiva la fuente de mármol rosa y gris procedente del monasterio de Valldigna, constituida por una taza de bonito perfil, plato con cuatro caños en forma de mascarones y un pináculo-surtidor decorado en su base con otras tantas cabezas de monstruos marinos. Sobre este remate se lee la fecha 1835 y "Valldigna".
Franquea el vecino jardín neoclásico del Museo la portada procedente de la antigua colegiata de san Bartolomé, de estilo barroco "aplastado". Consta de dos cuerpos, figurando en el entablamento un corazón en relieve atravesado por dos flechas y el año 1687. Dicho entablamento estriba sobre dos modillones y sustenta a su vez una hornacina con venera en la que se halla la imagen de San Bartolomé; en los extremos de este entablamento aparecen dos obeliscos. Sobre el pavimento de canto rodado en el que se asienta esta portada, figura la fecha 1952, año en que fue reconstruida.
En el propio jardín, poblado de cipreses y laureles y adornado con setos de recortado boj y mirto, se halla reconstruida la señorial portada plateresca del Palacio de los Duques de Mandas, facilitada al efecto por el Museo, su propietario, trasladada desde su antiguo emplazamiento de la calle de Avellanas. Son muy característicos de esta portada los dos tenantes con clavas, popularmente llamados "porrots" que flanquean, a uno y otro lado, el timbre heráldico de los duques. Las columnas estriadas, los medallones de las enjutas y los adornos y relieves del arco de medio punto ejemplifican uno de los detalles arquitectónicos más puros del estilo renacentista en Valencia.
A poco metros de distancia se halla otra portada señorial procedente del derribado Palacio de los Condes de Alcudia o de los Moroder, en la plaza de Tetuan y que acusa, por su estilo, ser de mediados del siglo XVIII.
Al otro lado del edificio del restaurante "Viveros", construido por el arquitecto Luis Gay Ramos y cuyo salón-comedor principal se decora con unos murales de "monjales" (derrado), permanece "in situ" la alquería de Canet, construcción muy representativa y en buen estado de conservación, de la arquitectura rural valenciana.
No lejos de este bello paraje se encuentra dos de las mejores estatuas de uso jardines del real, ambas de José Capuz, la titulada "Ídolo" y "desnudo de mujer" también hay que hacer mención estacada del "Diógenes" de Virgilio Sanchis y de la escultura titulada "El baño", de Ramón Mateu.
Rebasando ya la avenida recayente al paseo de Blasco Ibáñez existen también otros monumentos más o menos recientes. Así el dedicado, por la Asociación Valenciana de sordomudos, "al ilustre benedictino español Fray Pedro Ponce de León (1520-1584), inventor del método oral para la enseñanza del sordomudo", como así reza la inscripción grabada sobre el pedestal en que descansa el busto de dicho religioso, fundido en bronce por Octavio Vicent e inaugurado el 25 de mayo de 1951.
A la entrad del parque infantil se halla el monumento dedicado a Walt Disney, que reproduce una de las más conocidas creaciones de este dibujante cinematográfico de fama universal, al parecer nacido en aguas españolas, obra del escultor valenciano Vicente Rodilla. La fecha de su dedicación, marzo de 1968.
En terrenos de la nueva ampliación de los viveros se sitúa el monumento dedicado al franciscano P. Fullana, insigne filólogo de la lengua valenciana, cuyo busto en bronce, obra de Rafael de Orellano, fue ofrecido por el Grupo D'Acció Valencianista el 11 de noviembre de 1978.
Cerraba la perspectiva de esta ampliación, por el lado norte, el colosal pabellón municipal de la Feria de Julio que, inaugurado en 1926 para su emplazamiento cada año en la Alameda, fue reaprovechado ahora como instalación permanente para conciertos. Su diseño se debe al decorador Carlos cortina y se componía de tes cuerpos de planta circular e independiente, unidos por cuatro entrepaños de cristal policromado, conjunto que apeaba sobre una terraza o plataforma de 14 por 33 metros, sostenida por pilastras, y a la que daban acceso dos escalinatas dispuestas en sentido longitudinal. Los citados tres cuerpos se cubrían por sendas cúpulas algo peraltadas, ligeramente mayor la central, que alcanzaba una altura de 23 metros y un diámetro de 14. Toda esta complicada máquina era de madera y fácilmente desmontable no pudiendo disimular el gusto "revival" y algo decadente de la época en que se construyó.
En terrenos de la propia explanada se han reconstruido dos típicas barracas valencianas, rodeadas ex profeso de un retazo de huerta oportunamente plantado en su entorno.
Circunda el extenso recinto de los Jardines del Real una sobria verja de hierro forjado sostenida por zócalo y pilares, de piedra o ladrillo, todos rematados por bellos pináculos de piedra. La parte primitiva de verja fue trasladada en 1926 del jardín de la glorieta, a donde se había instalado en 1860. El tramo de la portada principal más suntuoso, posee un fuerte carácter romántico. Citando a Sarthou hagamos constar que en los viveros municipales se han aclimatado una colección extraordinaria de begonias, cactus, claveles y otras especies florales; quentias, ficus, araucarias, pinsapos, cipreses, helechos, agraves, nopales, azaleas, rododendros, cocos, dracenas, extralixis, colocasias, paudanes, palmeras, mauritanicas, plátanos americanos, etc.
Desde hace unos años se ha reservado un recinto para parque zoológico (dependiente del patronato de ciencias naturales de la Diputación Provincial), en donde pueden contemplarse felinos ursidos, suidos bovinos, equinos, simios y otras especies animales.